Premio Honorífico. Cahiers du Cinéma
El valor de la crítica de cine depende de su capacidad para orientar la interpretación y el análisis de las películas, y, de este modo, proporcionar criterios de juicio bien fundamentados. Se trata de un ejercicio en el que se reúnen la inteligencia, la sensibilidad y la imaginación. En el fondo, debe entenderse como una de las instancias más importantes de las que disponemos como sociedad, no solo para conformar un sentido común acerca del arte del cine, sino también para entender el cine como un espacio de diálogo abierto al juego de dar y pedir razones. En este sentido, hacer crítica de cine es todo lo contrario a la mera promoción o expresión de preferencias personales. Tal vez podríamos afirmar que la buena crítica de cine está comprometida única y exclusivamente con la verdad artística.
Es un hecho, además, que la crítica ha tenido un papel fundamental en la historia del cine. Esto se observa, por ejemplo, en las polémicas acerca del valor de ciertas obras o en torno a la necesidad de explorar nuevas formas de hacer películas, quizá porque las formas heredadas no lograban expresar el sentido de la época o dar cuenta realmente de sus problemas. Es una polémica de este tipo la que precisamente enmarca el nacimiento de Cahiers du Cinéma, probablemente la revista dedicada a la crítica más influyente y reconocida a nivel internacional, y una apuesta explícita y militante, desde sus inicios, a favor de la dimensión artística del cine.
Fundada en 1951 por algunos de los nombres más relevantes de la teoría cinematográfica: André Bazin, Eric Rohmer, Jacques Doniol-Valcroze, en sus páginas se han dado cita las reflexiones de François Truffaut, Jacques Rivette, Claude Chabrol o Jean-Luc Godard. A lo largo de sus más de setenta años, Cahiers ha dado testimonio de la historia del lenguaje audiovisual. Rupturas, problemáticas, giros; su evolución, en definitiva: desde la defensa inicial del «cine de autor», pasando por el período de las luchas políticas en los años setenta, hasta la actualidad, momento en el que el cine se integra dentro de un horizonte en el que internet parece presentarse como eje rector de lo audiovisual. En términos cinematográficos y culturales, hablar de Cahiers du Cinéma es hablar de uno de los proyectos editoriales más importantes de los siglos XX y XXI.
Por estas razones, la Muestra de Cine de Lanzarote concede a Cahiers du Cinéma el Premio Honorífico de su duodécima edición. De acuerdo con la lógica que se viene defendiendo desde hace años, para la Muestra este premio es una forma de rendir homenaje a agentes, proyectos e instituciones que no ocupan o no suelen ocupar el primer plano de lo que denominaríamos el «mundo del cine», aunque sin ellos resulte imposible comprender su historia y su funcionamiento. Sin Cahiers du Cinéma la historia del cine habría sido algo muy diferente, probablemente mucho menos interesante y comprometido.

