Algunos de los espacios más maravillosos, importantes y quizá improbables, que los seres humanos hemos sido capaces de crear, son aquellos que se dedican a la transmisión del conocimiento. Habilitar entornos entre cuyas funciones está que se hable y se escuche, se explique y se entienda, se debata y se intercambien puntos de vista, es algo que se suele dar por sentado. No obstante, tales hallazgos forman parte de esos “milagros” colectivos que deben fascinarnos por lo que significan y representan.
Desde el mismo momento en que los seres humanos nacen, tienen la capacidad innata de recoger información de su entorno más inmediato y de reproducirla, y conforme crecen, también de cuestionarla y de transformarla. Más allá de los entornos comunales o familiares inmediatos, a lo largo de la historia han surgido las universidades, las academias, las escuelas, los liceos… En ellos se transmite lo que ya se sabe y se dan los recursos necesarios para la crítica y la reflexión. Así reinventamos la tradición y nuestra comprensión del mundo.
En 1986, en una pequeña ciudad cerca de La Habana, en Cuba, un grupo de personas entre los que se encontraban Julio García Espinosa, Fernando Birri y Gabriel García Márquez, tuvo una idea visionaria: abrir una escuela de cine y televisión que pudiese enseñar estas disciplinas de un modo diferente. En un momento en el que la gran industria de Hollywood dominaba las pantallas de todo el planeta, haciéndonos creer que no había otra forma de comprender tanto el cine como la realidad, ese grupo de personas puso en marcha una escuela en la que se defendían las cinematografías de Sudamérica, Asia y África, la enseñanza activa y continua, la libertad creativa y la pedagogía antiescolástica.
Desde aquel momento fundacional -y “milagroso”-, esa escuela ha recibido a más de diez mil estudiantes a lo largo de sus treinta y siete años de existencia. Personas con la ambición de ser cineastas, procedentes de más de sesenta países, que han tenido la oportunidad de aprender cine de un modo diferente. Por sus espacios han pasado muchos de los nombres más importantes del mundo del cine contemporáneo, y a su alumnado debemos películas realmente memorables.