Partió de mí un barco llevándome

Melanie Chong es una joven actriz argentina de origen coreano. Tras un casting en el que participan numerosas mujeres con sus mismas características raciales, recibe el encargo de la directora: asumir el papel de una de las mujeres que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón invadió Corea, se vieron explotadas sexualmente y puestas al servicio de los soldados nipones como “mujeres de consuelo”. Mientras se aprende el papel y revisa el guión que deberá representar -el relato escrito de una de esas mujeres-, Chong comienza a sentir un mayor interés por su pasado, por el origen de sus padres y por la singularidad de una persona con rasgos, costumbres y gestos que fluctúan entre los propios de un país latino y los de un país asiático.